Qué ver en Ribadesella, Asturias
Famosa por acoger cada año el Descenso Internacional del Sella, hay además mucho qué ver en Ribadesella.
No en vano estamos en uno de los pueblos marineros más bonitos de Asturias, cuna de civilizaciones prehistóricas.
Y encima está rodeado de kilómetros de costa salvaje y es puerta de entrada a los Picos de Europa, ¿qué más se puede pedir?
Qué ver en Ribadesella en un día
Antes de descubrir uno a uno los principales sitios de interés, aquí tienes un vídeo con todo lo que hay que ver en Ribadesella.
Casco histórico
Extendiéndose en la margen derecha del río Sella, está formado por apenas cuatro calles que discurren paralelas desde La Atalaya hasta Portiellu.
Tiene como epicentro la Plaza Reina María Cristina, donde se alza el Ayuntamiento, alojado en una antiguo palacete del siglo XVI perteneciente a la familia Prieto Cutre.
A apenas unos metros se encuentra la Iglesia de Santa María Magdalena, edificada a principios del siglo XX y reconstruida tras la Guerra Civil.
En su interior merece la pena observar las pinturas murales hechas por los hermanos Uría Aza, decorando la cúpula y las paredes en torno al altar mayor.
Tras la iglesia parroquial se encuentra la Casa de González Prieto y a su lado la Casa de Collado o Casa del Escudo, ambas con escudos nobiliarios.
A continuación llegamos a la Plaza de la Atalaya, rodeada por casonas tradicionales y presidida por una espectacular casa de indianos conocida como Palacio de la Atalaya, a su lado se alza la Torre de la Atalaya.
Finalmente, tras esta zona se encuentra la pequeña Playa de la Atalaya, no muy frecuentada por ser de piedras, cantos y grava.
Ermita de Nuestra Señora de la Guía
Desde La Atalaya parte un sendero que nos lleva hasta la Ermita de Guía, capilla construida en el siglo XVI para acoger la imagen de la patrona de los marineros.
A su alrededor había una batería para defender el puerto, de la que se conservan tres cañones, arrojados al mar por los franceses durante su retirada en la Guerra de Independencia, pero recuperados como parte de la historia de la villa.
Aunque lo mejor es la panorámica que se obtiene de Ribadesella desde lo alto del Monte Corberu, desde las montañas donde nace el río Sella, siguiendo su curso hasta el estuario entre los salvajes acantilados de la costa asturiana.
Villa de los Tres Paseos
Este es el sobrenombre por el que se conoce a Ribadesella, gracias a los tres paseos que se extienden junto a la ría.
Paseo de la Grúa
Bajando desde la Ermita de Guía en primer lugar encontramos el Paseo de la Grúa, llamado así por una grúa instalada a mediados del siglo XX.
Hoy en día desaparecida, lo que sí veremos son numerosos paneles que dan a conocer los principales personajes de la mitología asturiana.
También está el llamado “farín de la grúa”, una antigua cetárea, la Fuentina y finalmente un museo al aire libre.
Se trata de los Paneles de Mingote, seis paneles de cerámica en los que el famoso humorista Antonio Mingote repasa la historia de la villa.
Paseo del Muelle
También llamado Paseo Princesa Letizia, es el lugar ideal para observar el trasiego del puerto y las embarcaciones que descienden por el Sella.
A sus pies están las instalaciones desde donde parten los tours en motos de agua que recorren parte del litoral asturiano, entre calas, grutas y acantilados.
En un extremo, llegando al Puente del Sella, se encuentra la Oficina de Turismo.
Paseo de los Vencedores del Sella
Del otro lado del puente se extiende el paseo dedicado a los vencedores del Descenso Internacional del Sella, una prueba de piragüismo que se celebra desde 1930.
Precisamente aquí se encuentra el podium donde celebran los vencedores, así como una escultura en homenaje a los piragüistas.
La réplica de la proa de un barco sirve como mirador de lujo sobre el río Sella, se trata concretamente del bergantín Habana, encargado de hacer la ruta Ribadesella – La Habana.
Playa de Santa Marina
Al otro lado de la ría, a partir de la Punta del Arenal se extiende la Playa de Santa Marina, la más famosa y concurrida de las playas de Ribadesella.
Tiene forma de concha y más de un kilómetro de longitud, es de fina arena dorada y oleaje moderado, por lo que es ideal para la práctica de surf o paddle surf.
Cuenta con todos los servicios y comodidades, como acredita la obtención de la Q de Calidad Turística.
En paralelo se extiende un paseo marítimo flanqueado por casonas de indianos, construidas a principios del siglo XX.
Detrás de ellas está el Parque del Malecón, un paseo entre las marismas donde descansan las aves migratorias.
Por último, en el extremo occidental de la Playa de la Marina, junto a la Punta del Pozu se pueden ver huellas de dinosaurios.
Cueva de Tito Bustillo
Sólo nos queda por visitar la gran joya del arte paleolítico, incluida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Fue descubierta en 1968 por un grupo de espeleólogos asturianos, tomando el nombre de uno de ellos tras su muerte.
Pinturas, grabados, huesos o herramientas son algunas de las sorpresas halladas en su interior, dando una idea de cómo era la sociedad magdaleniense.
Del arte rupestre se conservan doce conjuntos, destacando las representaciones de animales y antropomorfas.
La Cueva de Tito Bustillo sólo se puede visitar desde marzo a octubre, de miércoles a domingo, de 10:15 horas a 17:00 horas.
La entrada general cuesta 4,14€ y la reducida 2,12€.
Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo
Fue inaugurado en el 2011 para profundizar en el descubrimiento, moradores de la cueva y el significado de sus pinturas.
Elementos expositivos y los más modernos sistemas audiovisuales nos llevan a través de un recorrido por la historia.
Abre todo el año, excepto en enero, en la web oficial puedes comprobar los horarios.
La entrada general cuesta 5,45€ y la reducida 3,29€, se puede acceder gratuitamente los miércoles.
Cuevona de Ardines
Ubicada en el mismo sistema de galerías del Macizo de Ardines, cuenta con una sala principal de 40 metros de altura.
Situada en un nivel superior la Cueva de Tito Bustillo, hay que subir 300 escalones para llegar hasta ella.
Abre los mismos días que el Centro de Arte Rupestre, además se puede visitar sin coste adicional.