Qué ver en Sighisoara, Rumanía
Sighisoara, una joya medieval en el corazón de Rumanía, ofrece a los viajeros una experiencia única.
Sus calles empedradas, coloridas casas y murallas centenarias, te sumergen en una atmósfera medieval de la que no querrás escapar.
Acompáñame y te cuento todo lo que hay que ver en Sighisoara y sus alrededores, una de las ciudades más bonitas de Rumanía.
Qué ver en Sighisoara en un día
El casco histórico de Sighisoara, encerrado por los muros de la ciudadela, se puede recorrer en sólo un día.
Su belleza te dejará enamorado, no en vano ha sido incluido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Plaza de la Ciudadela (Piata Cetatii)
La Plaza de la Ciudadela, o «Piata Cetatii» en rumano, es el corazón histórico de Sighisoara y uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Rodeada por coloridos edificios, esta plaza guarda un encanto medieval que te transporta a otra época.
Su pavimento empedrado y las antiguas casas gremiales restauradas, crean una atmósfera única.
Desde un extremo se divisa la imponente Torre del Reloj, formando una de las imágenes más icónicas de Sighisoara.
Ciudadela de Sighisoara
Sighisoara fue habitada por los sajones en el siglo XII, para proteger sus territorios dos siglos más tarde construyeron una muralla de 4 metros de altura.
Hoy en día los muros superan los 9 metros de altura y en algunos puntos llegan a alcanzar 14 metros.
Dentro se extienden las cuatro calles paralelas que conforman el entramado urbano, dando la sensación de estar anclado en el tiempo.
Las defensas se complementaban con 14 torres, cada una asignada a un gremio, de las cuales han llegado 9 hasta nuestros días.
La Torre del Reloj es la más famosa de todas, pero también se conserva la Torre de los Zapateros, de los Curtidores, de los Herreros, de los Carniceros, de los Sastres o la de los Orfebres.
Torre del Reloj
La más famosa de las torres de la muralla de Sighisoara, alzándose hasta los 64 metros de altura.
Fue construida en el siglo XIV, pero tras un incendio, se reconstruyó en el siglo XVII adaptándose al estilo barroco de la época.
Dos de sus elementos más representativos son su estilizado pináculo y el reloj que le da nombre, traído desde Suiza.
Junto al reloj hay un sistema de autómatas con figuras de madera, representando los días de la semana.
Hoy en día la torre acoge el Museo de Historia y la Cámara de la Tortura, además de un mirador en lo más alto con vistas panorámicas de la ciudad.
Casa natal de Drácula
Además de su belleza medieval, si algo ha hecho famosa a Sighisoara es haber sido el lugar de nacimiento de Vlad Tepes, príncipe rumano que inspiró a Bran Stoker para crear el personaje de Drácula.
Todavía se conserva la vivienda que vio nacer en 1431 a Vlad el Empalador, aunque hoy en día es un restaurante.
Han intentado recrear el ambiente tenebroso de la novela, pero más bien parece un pasaje del terror decadente.
La comida del restaurante también es peculiar, con platos bañados por una salsa roja para que parezca sangre.
Calle Tamplarilor (Strada Tâmplarilor)
La Strada Tâmplarilor, o «Calle de los Carpinteros», es un rincón encantador en el corazón de Sighisoara.
Esta calle adoquinada, flanqueada por coloridas casas de estilo sajón con tejados puntiagudos, es uno de los lugares más fotogénicos de la ciudad.
Muchas de ellas han sido reconvertidas en tiendas y alojamientos, ideales para tener la oportunidad de recorrer estas calles medievales también de noche.
Escalera escolar o Escalera de los Estudiantes
La Escalera Escolar, también conocida como la Escalera de los Estudiantes, une la Plaza de la Ciudadela con la Iglesia de la Colina.
Construida en el siglo XVII, su función era la de proteger a los estudiantes de las inclemencias del tiempo bajo su techo de madera.
Originalmente tenía 300 escalones pero hoy sólo quedan 175, aún así, se ha convertido en una de las visitas imprescindibles de Sighisoara.
Arriba te esperan la Iglesia de la Colina y el Cementerio Sajón, además de la recompensa de poder disfrutar de las mejores vistas panorámicas.
Qué ver cerca de Sighisoara
Además de la belleza medieval de Sighisoara, la ciudad es un punto de partida ideal para recorrer Transilvania.
Perderse por los verdes paisajes del corazón de Rumanía es algo que no te puedes perder, descubriendo auténticas joyas por el camino.
Iglesias fortificadas de Transilvania
Las aldeas con iglesias fortificadas son tesoros de la historia y la arquitectura que te transportarán a la Edad Media.
Ubicadas en varias ciudades y pueblos de la región de Transilvania, son famosas por su singularidad y belleza.
En su mayoría fueron construidas entre los siglos XIII y XV, sirviendo tanto de lugares de culto como de refugio para las comunidades locales en tiempos de conflicto.
Su arquitectura es impresionante, con gruesos muros de piedra, torres fortificadas, fosos y bastiones, no en vano han sido incluidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Carretera Transfagarasan
Considerada por muchos la carretera más bonita del mundo, Transfagarasan es una maravilla de la ingeniería que no te puedes perder.
Su desafiante trazado, de 90 kilómetros de longitud, te llevará a atravesar el sur de los Cárpatos, conectando las regiones de Valaquia y Transilvania.
Fue construida a más de 2.000 metros de altitud, por encargo del gobierno comunista de Nicolae Ceaușescu.
Además de admirar la belleza del paisaje, por el camino podrás parar en el Lago Vidraru, el Lago Balea o el Castillo de Poenari, donde en realidad vivió Vlad el Empalador.
Brasov
Visitar Brasov es una experiencia única que combina la historia medieval, la belleza natural de los Cárpatos y una atmósfera acogedora.
Puedes explorar la Plaza del Ayuntamiento, pasear por la estrecha calle Sforii, admirar la Iglesia Negra y descubrir sus impresionantes fortificaciones.
Tampoco te pierdas sus museos y las vistas panorámicas desde la Montaña de Tampa.
Además, su ubicación estratégica permite hacer excursiones a lugares cercanos como el Castillo de Bran o la Ciudadela de Rasnov.
Sibiu
Esta joya de Transilvania, situada en el corazón del país, está impregnada de historia y cultura.
Aquí encontrarás una mezcla única de arquitectura medieval y barroca, calles empedradas y una rica herencia sajona que se refleja en sus edificios, plazas y festivales.
El centro histórico de Sibiu es un laberinto de calles adoquinadas que se entrelazan, rodeadas de casas de colores pastel, techos a dos aguas y ventanas adornadas con frescos.
Por este motivo es un destino perfecto para los amantes de la historia, la cultura y la belleza escénica.