Además de recorrer el conjunto histórico, es interesante acercarse a descubrir los puentes de Palencia.
Tres son los puentes que unen las dos orillas de este río a su paso por Palencia: Puentecillas, Puente Mayor y Puente de Hierro.
Junto a ellos discurre un paseo fluvial bajo la sombra de frondosos árboles, con una carril para bicicletas y otro para peatones.
Puentecillas
Es el más antiguo de los puentes del río Carrión, teniendo sus orígenes en el período romano.
A lo largo del tiempo ha tenido que ser varias veces reconstruido, por lo que el diseño actual es del siglo XVI.
A la entrada se encuentra el Bolo de la Paciencia, un pedestal de piedra que colocó el ayuntamiento como mentidero.
Hoy en día ha perdido su función como principal vía de acceso a la ciudad, quedando como monumento histórico.
Además se encarga de conectar el casco urbano con el Sotillo de los Canónigos, área recreativa con más de 70 hectáreas de extensión.
Puente Mayor
También del siglo XVI es el Puente Mayor, ubicado unos pocos metros río abajo.
Construido con piedra de sillería, en el siglo XIX tuvo que ser ampliado y reforzado para soportar el tráfico rodado.
Cuenta con siete arcos de medio punto, reforzados con tajamares semi cilíndricos rematados con matacanes.
Del otro lado se ubica el Museo del Agua y el Ramal de la Dársena del Canal de Castilla.
Puente de Hierro
El último de los puentes del río Carrión fue construido a principios del XX, siendo el más moderno de los puentes de Palencia.
En esa época hubo un auge de la burguesía, quienes solicitaron una mejor conexión con sus tierras al otro lado del río.
Anteriormente existía un puente de madera, pero para el nuevo se eligió el hierro por ser ligero, económico y fácil de trabajar.
En la otra orilla se ubica la Isla Dos Aguas, con un complejo deportivo y área de autocaravanas.
