Gastronomía de Huesca

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Gastronomía de Huesca: Qué comer en Huesca y dónde

Explorar Huesca es una experiencia que combina historia, naturaleza y tradición, pero ningún viaje estaría completo sin descubrir uno de sus mayores tesoros: su cocina.

La gastronomía de Huesca es una muestra del carácter de la región, con recetas que reflejan perfectamente el entorno donde nacieron: una tierra de montaña, huerta y pastoreo.

Cerveza Ámbar y tapeo, la mejor forma de adentrarse en la gastronomía de Huesca
Cerveza Ámbar y tapeo, la mejor forma de adentrarse en la gastronomía de Huesca

Si te estás preguntando qué comer en Huesca, te adelantamos que aquí no hay lugar para la comida ligera o insulsa.

Lo que encontrarás son platos reconfortantes, de sabores intensos, pensados para calentar el cuerpo y reconfortar el alma en los largos meses de invierno.

En este recorrido no solo descubrirás la comida típica de Huesca, sus dulces y bebidas, sino también una selección de restaurantes de Huesca recomendados.

Comida típica de Huesca

Situada al pie del Pirineo Aragonés, esta ciudad y su provincia se caracterizan por una gastronomía sabrosa, con platos de origen humilde, pero cargados de personalidad.

La base de la gastronomía de Huesca está en los productos locales: carnes como el cordero, el cerdo o la ternera de montaña, verduras frescas de temporada, legumbres y pescados.

Ternasco de Aragón, protagonista de la gastronomía de Huesca
Ternasco de Aragón, protagonista de la gastronomía de Huesca

Sopa oscense

La sopa oscense es uno de esos platos de cuchara que representan a la perfección el espíritu de la gastronomía de Huesca.

De aspecto modesto, pero sabor intenso, esta receta tradicional ha servido durante generaciones para entrar en calor en los fríos inviernos del Pirineo.

Sus ingredientes no son muchos, pero sí muy nutritivos, empezando por el pan del día anterior, frito en manteca de cerdo.

A esto se le añade caldo casero hecho con huesos y verduras, queso rallado que se funde al contacto con el calor, y finalmente, hígado de ternera, que aporta un sabor profundo y textura.

La sopa se prepara especialmente en las zonas más montañosas de la provincia y suele servirse como primer plato en muchos restaurantes de Huesca, especialmente en invierno.

Migas aragonesas

Las migas aragonesas, también llamadas migas a la pastora, forman parte de la cocina más humilde y representativa de Aragón, y en Huesca se preparan con su propio estilo.

Este plato de origen pastoril tiene como base el pan duro desmenuzado, rehogado con ajo y grasa de cerdo.

En su versión más tradicional, las migas se cocinan en sartenes grandes, a fuego lento, removiéndolas constantemente hasta conseguir una textura suelta pero dorada.

Lo que realmente define a las migas a la pastora oscenses es su capacidad de adaptación.

A partir de la base de pan, cada cocinero puede incorporar otros ingredientes según lo que tenga a mano: trozos de longaniza, panceta o chorizo.

A la hora de servir, se acompañan de huevo frito o con uvas, lo que da un contraste delicioso entre lo salado y lo dulce.

Farinetas aragonesas

Las farinetas, también conocidas como gachas en otras regiones, son uno de esos platos que nacen de la necesidad, pero que se han convertido en joyas del recetario tradicional.

En la provincia de Huesca se elaboran con harina de maíz o trigo, agua, sal y algún tipo de grasa (aceite o manteca de cerdo) para enriquecer su sabor y textura.

De textura espesa y cremosa, este plato se solía consumir como desayuno energético antes de una jornada de trabajo en el campo.

Actualmente se les suele añadir chorizo, panceta o incluso sardinas en conserva, lo que lo convierte en un plato más contundente.

Chiretas

Entre los platos más curiosos y representativos de la gastronomía de Huesca se encuentran las chiretas, una receta de origen pastoril que aprovecha cada parte del cordero.

El término «chireta» proviene del aragonés y se podría traducir como “piel vuelta”, en referencia al uso del intestino del cordero como envoltorio.

Estas tripas limpias se rellenan con arroz, carne del propio animal (pulmón, corazón, hígado), ajo, perejil y especias, formando pequeñas bolsas que se cuecen durante más de una hora.

El resultado es un embutido cocido, suave por dentro y con un sabor muy intenso, que suele servirse caliente, a veces rebozado o acompañado de patatas.

Bacalao en todas sus versiones

Aunque Huesca no tiene mar, el bacalao ha sido durante siglos una de las piezas clave en su gastronomía, gracias a su fácil conservación en salazón.

En la comida típica de Huesca, este pescado aparece en múltiples versiones, siendo el bacalao al ajoarriero y el bacalao a la baturra dos de las más populares.

El bacalao al ajoarriero se prepara con tomate, pimientos, cebolla, ajo y un buen chorro de aceite de oliva.

El pescado, ya desalado, se incorpora a esta salsa densa y sabrosa hasta que queda perfectamente ligado.

Por otro lado, el bacalao a la baturra añade al sofrito ingredientes como patata y huevo duro, lo que lo convierte en un plato muy nutritivo y completo.

Otra forma muy común de disfrutar este pescado es en forma de buñuelos: pequeñas porciones de masa de harina y bacalao triturado, fritas en abundante aceite.

Ternasco de Aragón

Si hablamos de emblemas culinarios de la provincia, el Ternasco de Aragón ocupa un lugar de honor.

Esta carne, que cuenta con denominación específica, procede de corderos jóvenes alimentados de forma natural y criados en explotaciones familiares.

Su carne es tierna, sabrosa y con una cantidad justa de grasa, lo que la convierte en un ingrediente muy apreciado dentro y fuera de la región.

En Huesca, el ternasco se suele preparar asado al horno con patatas panadera, en cazuela al estilo «a la pastora», o guisado con pimientos y tomate, una variante conocida como «al chilindrón».

En la actualidad, muchos restaurantes de Huesca ofrecen el ternasco como plato principal, destacando su origen local y sus cualidades gastronómicas.

Dónde comer en Huesca: 10 restaurantes recomendados

Cuando se trata de disfrutar de la gastronomía de Huesca sin vaciar el bolsillo, la ciudad cuenta con bares, restaurantes y tascas con buena relación calidad-precio.

Tanto en el casco antiguo como en los barrios periféricos, los restaurantes de Huesca apuestan por los sabores de siempre y los ingredientes naturales.

  1. Casa Rufino: Taberna tradicional con decoración rústica y ambiente familiar, su ternasco asado es uno de los platos más recomendados.
  2. Bar Comomelocomo: Pequeño bar con ambiente informal que destaca por sus raciones generosas y su cocina de mercado, también tienen platos vegetarianos.
  3. Restaurante Tatau: Aunque comparte nombre con un restaurante de alta cocina, este es su bar más desenfadado y asequible, ideal para tapear en Huesca.
  4. Bar Da Vinci: Famoso por su menú casero diario a precios asequibles, donde no faltan sopas, carnes a la brasa y postres caseros.
  5. Restaurante Las Torres: Una opción más refinada para disfrutar de los mejor de la gastronomía de Huesca.
  6. Restaurante Bar Álvaro: Un clásico del tapeo en Huesca, con clientela local y ambiente relajado, además, tienen cervezas artesanas que tienes que probar.
  7. Taberna El Fhosko: Decoración sencilla, trato cercano y cocina aragonesa sin complicaciones.
  8. Café Bar Oscense: Lugar tradicional que sirve platos del día, raciones y tapas con sabor local.
  9. La Vicaria: Ofrece cocina casera con especial atención a los productos de temporada, sirven menú del día y tapas a precios ajustados.
  10. Olla de Huesca: Un bar de los de toda la vida, donde se va a comer bien sin complicaciones.

Bebidas típicas de Huesca

Cuando se trata de acompañar la gastronomía de Huesca, pocas opciones igualan la calidad y el carácter del vino de la región.

En especial, el vino con Denominación de Origen Somontano es una de las joyas gastronómicas más valoradas de esta provincia.

Este vino se cultiva en las estribaciones del Pirineo Aragonés, en un entorno donde el clima continental y los suelos calizos aportan a las uvas unas cualidades únicas.

La D.O. Somontano abarca una amplia gama de variedades, tanto en tintos como en blancos.

Entre los tintos destacan las uvas cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo, que dan lugar a vinos estructurados, con cuerpo y buena capacidad de envejecimiento.

En los blancos, chardonnay y gewürztraminer se han hecho especialmente populares por sus aromas intensos y su frescura.

Además del vino, otra de las bebidas típicas de Huesca son los licores, elaborados con frutas o hierbas del entorno.

Entre ellos no puede faltar el pacharán, el licor de endrinas o la mistela, que suelen servirse tras las comidas como digestivos.

Tampoco podemos olvidar las cervezas artesanas, un sector en crecimiento que ya cuenta con varias cervecerías locales que elaboran productos de calidad, como las de Biescas o Aínsa.

De tapas por Huesca

Una de las formas más populares y agradables de descubrir la gastronomía de Huesca es a través de sus bares de tapas.

Lejos de limitarse a simples aperitivos, salir de tapas por Huesca es toda una experiencia para quienes buscan una opción más informal.

Durante mucho tiempo, la oferta de tapas en la ciudad se centraba en elaboraciones sencillas como pinchos de tortilla, embutidos, quesos del Somontano, morcilla o torreznos.

Sin embargo, la celebración anual del Concurso de Tapas de Huesca ha supuesto un antes y un después.

Este evento ha incentivado a los bares a reinventarse, incorporando ingredientes de temporada, técnicas innovadoras y una presentación más cuidada.

Hoy en día, es fácil encontrar tapas creativas elaboradas con productos típicos de la región: migas con foie, mini chiretas, croquetas de ternasco o buñuelos de bacalao con alioli.

Las mejores zonas para tapear en Huesca se encuentran en el Casco Antiguo, especialmente en calles como Ramiro el Monje, Coso Bajo o el entorno de la plaza de Navarra.

Allí se concentran numerosos bares y gastrobares que han hecho de la tapa una pequeña obra de arte gastronómica.

Trenza de Almudévar, uno de los dulces típicos de la gastronomía de Huesca
Trenza de Almudévar, uno de los dulces típicos de la gastronomía de Huesca

Dulces típicos de Huesca

La gastronomía de Huesca no estaría completa sin su repostería tradicional, una parte imprescindible del patrimonio culinario de la ciudad.

Si estás pensando en qué comer en Huesca, deja sitio para el postre, porque la oferta es tan variada como deliciosa.

  1. Empanadicos: Empanadilla rellena, normalmente de calabaza o manzana, aunque también puede llevar membrillo o cabello de ángel.
  2. Glorias de Huesca: De textura suave y forma de pequeña media luna, se rellenan de yema y se recubren con una capa de glaseado blanco.
  3. Castañas de mazapán: Inspiradas en las castañas, pero elaboradas con mazapán, llevan un toque de cacao o café para darles un sabor más intenso.
  4. Trenza de Almudévar: Hojaldre trenzado relleno de frutos secos, pasas y cabello de ángel, con una cobertura ligera de azúcar glas.
  5. Campanas de Huesca: Hechas de pasta de almendra y yema, su forma imita las famosas campanas de la leyenda medieval del rey Ramiro II.
  6. Tarta Loreto: Elaborada con una base de bizcocho esponjoso, crema pastelera y nata, se decora con fruta escarchada o almendras, está dedicada a la patrona de la ciudad.
  7. Pastel ruso: Consiste en una fina lámina de merengue mezclado con almendra molida, que envuelve una crema de mantequilla suave y dulce.
  8. Leche frita: Elobarada a base de leche, harina y azúcar, se fríe tras enfriar para obtener una capa exterior crujiente que se espolvorea con azúcar y canela.
  9. Suspiros de monja: Hechos con claras de huevo montadas y azúcar, se hornean hasta obtener una textura crujiente por fuera y suave por dentro.
  10. Cocas de nata: Bizcochos planos y esponjosos, con una textura densa pero suave, cubiertos con una generosa capa de nata o azúcar.

Ruta dulce de Huesca

Si quieres probar la mayor parte de estos dulces en un solo día, nada mejor que hacer la Ruta dulce de Huesca.

Este recorrido une las principales pastelerías artesanas de la ciudad, ofreciendo degustaciones de dulces típicos de Huesca.

Además de disfrutar de sabores únicos, es una excelente forma de conocer el casco histórico, con paradas que combinan historia, tradición y mucha azúcar.

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