Paseo Marítimo de Santander
Formado por el Paseo de Pereda y la calle Castelar, el Paseo Marítimo de Santander recorre en paralelo la bahía.
Originalmente eran terrenos ocupados por muelles mercantiles, hoy en día se ha convertido en el epicentro turístico de la ciudad.
Paseo de Pereda
Se extiende desde los Jardines de Pereda hasta Puertochico, acogiendo un conjunto de edificios históricos que han sido declarados Bien de Interés Cultural.
Entre ellos se encuentra la sede central del Banco Santander, construido en 1919 por el arquitecto Javier González de Riancho.
Llama la atención el gran arco que divide en dos la estructura, ideado como solución para la calle que lo atraviesa.
El resto de edificios, de estilos clásico y regionalista, tienen sus fachadas con balcones y miradores orientados hacia el mar.
Calle Castelar
Encargada de conectar el Paseo de Pereda con la Avenida Reina Victoria, también forma parte del conjunto declarado Bien de Interés Cultural.
Sus edificios fueron construidos con posterioridad a los del Paseo de Pereda, siendo una excelente muestra del expresionismo de la primera mitad del siglo XX.
Entre ellos destaca el edificio Siboney, construido en 1931 por José Enrique Marrero Regalado siguiendo un estilo racionalista.
También hay obras de los arquitectos Deogracias Lastra, Gonzalo Bringas, Lavín Casalís y Jesús Yanguas.
Jardines de Pereda
Remodelados para integrarse en el proyecto del Centro Botín, actualmente han duplicado su superficie original.
Cuenta con más de 20.000 metros cuadrados de espacios verdes, donde se pueden ver magnolias, acebos, palmeras, cedros, castaños de Indias, pinos, bojs, tejos o tilos.
Los jardines llevan el nombre del novelista cántabro José María de Pereda, cuya escultura preside el conjunto.
También hay un templete de música, un monumento al incendio de Santander, al fuero de Santander o a Víctor de la Serna Espina.
Centro Botín
Sin duda una de las edificaciones más llamativas de Santander, proyectada por el arquitecto Renzo Piano.
La estructura se eleva sobre pilares, permitiendo el paso bajo ella, además parte sobresale hacia la bahía.
En realidad está formado por dos edificios, unidos entre sí mediante un sistema de plazas y pasarelas que funciona como distribuidor.
Cómo materiales se utilizó el vidrio y la cerámica, aportándole muchísima luz al conjunto.
El edificio oeste se ha reservado como Centro de Arte, incluyendo dos enormes salas de exposiciones y en los bajos una zona de comercio y restauración.
Por su parte el edificio este acoge actividades culturales y educativas, además de una azotea con una de las mejores vistas de Santander.
Grúa de Piedra
Construida en los últimos años del siglo XIX, servía para cargar y descargar barcos mercantes.
Con su pluma de 14 metros de altura era capaz de soportar pesos de hasta 30 toneladas, teniendo un radio de acción de 11 metros.
La estructura de acero está montada sobre una gran base de piedra, de ahí viene su nombre.
Recientemente ha sido restaurada, convirtiéndose en uno de los iconos de Santander.
Palacete del Embarcadero
Proyectado en 1920 como terminal de pasajeros, desde 1985 sirve como sala de exposiciones y conferencias.
Su diseño, obra del arquitecto Javier González de Riancho, cuenta con pórtico hacia el mar y torrecillas angulares.
Actualmente es propiedad de la Autoridad Portuaria.
Muelle de Los Reginas
Junto al Palacete del Embarcadero todavía sigue el constante trasiego de barcos, concretamente de Los Reginas que conectan con Somo y Pedreña.
La misma compañía se encarga de los paseos en barco por la bahía, sin duda una de las mejores experiencias que puedes vivir en Santander.
También ofrecen travesías hacía la Playa del Puntal.
Monumento a los Raqueros
Los raqueros fueron a finales del siglo XIX y principios del XX una de las imágenes más icónicas de la bahía de Santander.
Se trataba de chavales pobres, en su mayoría huérfanos, que sobrevivían sumergiéndose en el mar en busca de las monedas que les lanzaban desde el muelle o los barcos.
Hoy se recuerdan con un monumento hecho en bronce, formado por cuatro niños desnudos, uno de pie, dos sentado en el muelle y otro tirándose al mar.
Real Club Marítimo de Santander
Considerado uno de los clubes marítimos más prestigiosos de España, fue fundado en 1927 con el apoyo del rey Alfonso XIII.
Está situado en un edificio erigido en el mar sobre pilotes de hormigón, conectado al paseo marítimo mediante una pasarela.
Su diseño recuerda al de un trasatlántico atracado junto al muelle, para lo que se siguió un estilo estructuralista.
El Real Club Marítimo se encargó de organizar regatas internacionales, como la que unió Santander con Nueva York en 1928.
También ha sido la escuela de regatistas olímpicos, cinco de ellos obteniendo medallas.
Desde aquí se gestionan los amarres del cercano Puertochico, ocupados por embarcaciones de recreo.
Puertochico
Antiguo puerto pesquero, en la actualidad se ha transformado en puerto de recreo y zona turística.
Éste era el lugar donde realmente se podía ver a los raqueros, esperando la llegada de los barcos y los visitantes.
A su lado se extiende la calle Castelar, formando una de las imágenes más icónicas de la ciudad.
Los bajos de los edificios del barrio eran utilizados como bodegas por los pescadores, hoy en día están ocupados por bares y restaurantes ideales para tapear.
Dique de Gamazo
Utilizado entre 1908 y 1989 para el mantenimiento y reparación de barcos, en la actualidad ha sido incluido como Bien de Interés Cultural.
Se trataba de un dique seco de carena de más de 130 metros de eslora, ocupando una superficie total de 3382 metros cuadrados.
A su lado se encuentra la caseta de bombas, donde se alojaba la caldera de vapor de agua que alimentaba las máquinas para el achique.
Toda la zona fue rehabilitada en el 2014, convirtiéndose en lugar de paseo para santanderinos y visitantes.
En esas obras se añadió la Duna de Gamazo, un mirador elevado con vistas a la bahía.
Palacio de Festivales
Su moderna figura se alza justo frente al Dique de Gamazo, teniendo como inspiración el entorno marítimo donde se ubica.
Del diseño se encargó el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, utilizando como materiales mármol y cobre envejecido.
Se trata de un centro multidisciplinar dedicado al teatro, cine, música y danza, además acoge celebraciones de congresos y convenciones.
En su interior cuenta con tres salas:
- Sala Argenta, con capacidad para 1.500 personas y un escenario de más de 500 metros cuadrados.
- Sala Pereda, con un aforo de 500 personas.
- Sala María Blanchard, inspirada en un teatro clásico de la Antigua Grecia, tiene capacidad para 150 personas.
Explanada de Gamazo
Otro espacio junto a la bahía reformado para el disfrute de locales y turistas, cuenta con zona de juegos infantiles, bancos y hasta tumbonas.
A su lado se ubican las Naves de Gamazo, dos espacios industriales de principios del siglo XX recuperados como centro de arte.
Museo Marítimo del Cantábrico
Cuenta con uno de los patrimonios marítimos más grandes del país, iniciando su colección en el siglo XVIII.
En su interior se puede conocer sobre la biología marina, la etnografía pesquera, la historia y la tecnología del Cantábrico.
Niños y mayores quedarán maravillados frente a los acuarios o con los enormes esqueletos de criaturas marinas.
Playa de los Peligros
Es la playa de Santander más cercana al casco histórico, por lo que sus 200 metros de arenal están muy frecuentados en verano.
Al estar dentro de la bahía, sus aguas son tranquilas sin apenas oleaje.
Una pasarela de madera conecta con la anexa Playa de la Magdalena y la Playa de los Bikinis, en total 1,5 kilómetros.
Avenida Reina Victoria
Conecta el Paseo Marítimo de Santander con la Península de Magdalena y El Sardinero, ofreciendo vistas privilegiadas de la bahía.
Es precisamente por eso que fue el lugar elegido por las familias adineradas para construir sus casonas y palacetes, hoy símbolos de identidad de la avenida.
Entre ellos destaca el Hotel Real, conocido como la “Dama Blanca”.
Del otro lado la avenida se abre con un inmenso mirador, repleto de bancos y algunas pérgolas donde tomar un descanso.