Historia de Santander

Breve historia de Santander

Breve resumen para conocer la historia de Santander, desde sus orígenes hasta la actualidad.

Orígenes

Los primeros indicios de asentamientos se remontan al Imperio Romano, concretamente se han hallado restos en la Península de la Magdalena, donde se ubicaría el Portus Victoriae.

No se sabe nada más a ciencia cierta hasta el siglo IX, cuando el rey Alfonso II fundó la Abadía de los Cuerpos Santos en el lugar de enterramiento de las reliquias de San Emeterio y San Celedonio, actualmente patronos de Santander.

En el siglo XII Alfonso VIII dotó a la villa de fuero, nombrando al abad como dueño y señor.

Península de la Magdalena, origen de la historia de Santander
Península de la Magdalena, origen de la historia de Santander

Importancia marítima

El siglo XIII consagró la importancia marítima de Santander, sobre todo tras su inclusión entre las Cuatro Villas de la Mar.

A mediados de ese siglo participaron en la conquista de Sevilla, desde entonces aparece la Torre del Oro en el escudo de armas.

También eran de vital importancia los astilleros, donde se producían las embarcaciones del Reino de Castilla.

Dos tristes episodios de la historia de Santander fueron los incendios sufridos en los siglos XIII y XIV, en los que sólo se salvó la Abadía de los Cuerpos de los Santos.

A finales del siglo XIV, después de la Batalla de La Rochelle que ganaron las tropas de Enrique II de Castilla, Santander se convierte en la base naval del Atlántico, además es dotada con Atarazanas Reales.

En 1466 el rey Enrique IV cedió la ciudad al Marqués de Santillana, aunque apenas durante un año, ya que los ciudadanos se sublevaron y revocaron la orden.

Acabando el siglo XV reciben a la flota de Margarita de Flandes, trayendo consigo a la futura Infanta de España, pero también el virus de la peste.

Esta epidemia provocó la reducción en un 75% de la población, problema que no empezó a solucionarse hasta tres siglos después.

Auge económico

A mediados del siglo XVIII, tras la apertura del Camino de la Harina, Santander se posiciona como puerto comercial estratégico.

En 1755, después de haberse establecido como sede de la diócesis, el rey Fernando VI le otorga a la villa el título de ciudad.

Con la liberalización del comercio con América y la llegada del ferrocarril, afianzan su posición como epicentro comercial, tanto con las colonias españolas como con el resto de la península.

La regularización administrativa llegó con la inclusión como Provincia Marítima en 1816 y como Provincia de Santander en 1833. 

Dique de Gamazo, esencial para el auge económico y comercial
Dique de Gamazo, esencial para el auge económico y comercial

Incendio de Santander

El siglo XX trajo una gran transformación a la ciudad, aunque fue por culpa de dos terribles episodios.

En primer lugar debido a la explosión del buque vizcaíno Cabo Machichaco, atracado en 1893 en el muelle de Santander con sus bodegas cargadas de dinamita.

La deflagración provocó miles de heridos y la muerte de más de 500 personas, así como numerosas pérdidas materiales.

Ya en 1941 se produjo un incendio que arrasó la mayor parte del casco histórico durante 48 horas, avivado por un fuerte viento sur.

A partir de entonces se llevó a cabo un proceso de ampliación y modernización de la ciudad, vigente hasta nuestros días.

Monumento al incendio de Santander
Monumento al incendio de Santander

Desarrollo turístico

La transformación como destino turístico comenzó en el siglo XIX, con la construcción de la ciudad-balneario de El Sardinero, donde se celebran desde 1856 los “Baños de Ola”.

Poco años más tarde acogió a la reina Isabel II durante sus vacaciones, pero intereses políticos frenaron el establecimiento de Santander como residencia real de verano.

Sí se consiguió el impulso turístico con Alfonso XIII, quien eligió la ciudad para sus vacaciones familiares entre 1912 y 1930.

Para eso le regalaron los terrenos de la Península de la Magdalena, presidida por una palacio construido con dinero público.

La estrategia funcionó, ya que durante las primeras décadas del siglo XX El Sardinero se convirtió en el destino vacacional preferido por la clase alta de la época.

En 1983 se creó la Comunidad Autónoma de Cantabria y Santander se convirtió en su capital.

En la actualidad, además de sus bellas playas, la ciudad ha conseguido posicionarse como destino cultural y comercial de primer nivel, atrayendo a miles de visitantes cada año.

Esto es debido en parte a la construcción de edificios tan emblemáticos como el Centro Botín o el Palacio de Festivales.

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