Además de recorrer el conjunto histórico, es interesante acercarse a descubrir los puentes de Bilbao.
Puente de Calatrava o Zubizuri
Uno de los más modernos puentes de Bilbao es el diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava.
Oficialmente se denomina Zubizuri, cuya traducción al castellano es Puente Blanco.
Es utilizado para unir el Campo de Volantín con el Ensanche de Bilbao, al otro lado de la ría del Nervión.
Las obras de construcción se alargaron durante siete años, siendo oficialmente inaugurado el 30 de mayo de 1997.
Se trata de un gran arco inclinado blanco que sujeta con cables de hierro la pasarela peatonal, en ambas orillas hay rampas y escaleras de acceso.
El arquitecto ideó la superficie del puente como una gran pasarela de cristal, pero con la humedad se convirtió en una pista de patinaje, por lo que se tuvo que instalar una gran alfombra cubriendo el cristal.
Además hubo otros problemas legales que enfrentaron durante años al Ayuntamiento de Bilbao con Santiago Calatrava.
Se llega desde la parada de tranvía Uribiarte.
Puente de la Salve
Su ubicación junto al Museo Guggenheim, le han convertido en una de las imágenes más icónicas de Bilbao.
A pesar de que su nombre oficial es Puente Príncipes de España, es más conocido entre los bilbaínos como Puente de la Salve.
Esto es debido a que este era el primer punto donde los marineros podían ver a la Virgen de Begoña y entonaban la Salve.
Cuando se inauguró el 9 de enero de 1972 se convirtió en el primer puente de España sujeto con un sistema de tirantes.
Fue la solución que encontró el ingeniero Juan Batanero para mejorar los problemas de tráfico.
En el 2007, con motivo del décimo aniversario del Guggenheim, el artista Daniel Buren le dio el característico color rojo al pilar más cercano al museo, en contraste con el color verde del resto del puente.
Se llega desde la parada de tranvía Guggenheim.
Puente del Ayuntamiento
Debe su nombre a su ubicación junto al Ayuntamiento de Bilbao, siendo uno de los pocos puentes levadizos sobre la ría del Nervión.
Fue construido durante la segunda y tercera década del siglo XX, por aquel entonces recibió el nombre de Puente de Begoña.
Para facilitar el tráfico de grandes buques por la ría, se encargó el diseño del puente levadizo al arquitecto Ricardo Bastida.
Obtuvo inspiración de los viaductos móviles de Chicago, aunque finalmente la obra fue dirigida por Ignacio de Rotaeche.
En 1970 se decidió hacerlo fijo, quedando en desuso la preciosa caseta de mando que se encuentra en la orilla opuesta al ayuntamiento.
Se llega desde la parada de tranvía Pío Baroja.
Puente de San Antón
Ubicado junto a la emblemática Iglesia de San Antón, es el más antiguo de los puentes de Bilbao.
Se dice que ya había un acueducto antes de la fundación de la ciudad, gracias a su importancia histórica aparece en el escudo de la capital de Vizcaya.
La construcción actual se llevó a cabo durante la Guerra Civil, aunque siguiendo un diseño de finales del siglo XIX.
Durante siglos fue el único puente que unía las dos orillas de Bilbao, siendo punto de paso obligatorio para los comerciantes que se dirigían a Castilla.
Se llega desde la parada de tranvía Ribera.