Breve resumen para conocer la historia de Roma, desde sus orígenes hasta la actualidad.
Su propio sobrenombre lo dice todo, la Ciudad Eterna es sin duda una de las que más historia abarca de Europa.
Fundación
Según cuenta la tradición, todo comenzó el 21 de abril del año 753 a. C. cuando Roma fue fundada por Rómulo y Remo.
Tras haber sido abandonados a su suerte al nacer, una loba llamada Luperca los amamantó y crió en el Monte Palatino.
Al crecer los hermanos decidieron regresar y fundar una ciudad, en el mismo punto en que la loba los encontró.
Tras una pelea por los límites geográficos, Rómulo asesinó a Remo, pero arrepentido decidió ponerle el nombre de Roma en su honor.
Reyes de Roma
Desde la fundación hasta la declaración de la República gobernaron siete reyes, el primero Rómulo.
Fue seguido por Numa Pompilio, fundador de la religión romana.
El siguiente fue Tulio Hostilio, gran guerrero romano.
Más adelante, Anco Marcio subió al trono asesinando al anterior rey.
Los tres siguientes fueron reyes etruscos: Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio.
República de Roma
En el año 509 a. C., cansados de tanta crueldad, el pueblo se unió para expulsar a Tarquinio el Soberbio y fundar una República.
Nunca más en la historia de Roma volvió a gobernar un rey.
Tras el amargo recuerdo que les dejó el poder de un sólo hombre, decidieron crear un gobierno en el que siempre había dos cónsules.
Ambos eran renovados cada año, así nadie podría llegar a ostentar un excesivo poder.
En una primera etapa el poder recayó sobre los Patricios, descendientes de la primeras familias fundadoras.
Únicamente ellos podían acceder a los puestos del Senado, esto trajo graves revueltas sociales que a punto estuvieron de acabar con la República.
Finalmente los plebeyos consiguieron que se les incluyera en el Senado, creándose los Tribunos de la Plebe.
Ellos redactaron la Ley de las XII Tablas, la ley escrita más antigua del mundo y precursora del derecho romano.
Guerras territoriales
El abuso de poder de los romanos sobre los pueblos de los alrededores trajo como consecuencia el estallido de las Guerras Latinas y Samnitas.
Posteriormente se produjo la Primera Guerra Púnica contra los cartigeneses, dando como resultado la inclusión de Sicilia como primera provincia de Roma.
Además acordaron repartirse la Península Ibérica, los romanos se quedarían con los territorios al norte del río Ebro y los cartagineses con el sur.
Durante los siglos III y II a. C. se sucedieron más guerras territoriales, dos más contra los cartagineses, conocidas como las Tres Guerras Púnicas, y otras tres contra el Reino de Macedonia.
Esa actividad belicista dio como resultado la adhesión a Roma de Hispania, África, Cerdeña, Macedonia y parte de Grecia.
Conflictos civiles
El siglo I a. C. trajo grandes conflictos civiles, aprovechados por los generales Sila, Mario, Pompeyo y Julio César para obtener el poder absoluto de Roma.
Julio César consiguió hacerse cónsul y autoproclamarse dictador vitalicio, el Senado temeroso urdió un complot para asesinarle.
Sus partidarios, Cayo Octavio, Marco Antonio y Lépido, formaron un triunvirato para seguir gobernando y repartirse los territorios conquistados.
Tras deshacerse de sus antiguos aliados, Octavio se quedó con el poder absoluto de Roma en el año 27 a. C..
Conocedor del odio profesado a los monarcas ideó un sistema proclamarse emperador, a partir de entonces recibió el título de Augusto.
Imperio Romano
El primer emperador de Roma falleció en el 14 d. C, le siguieron Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón.
Algunos más justos y sabios, otros como Calígula y Nerón más crueles y despóticos.
De hecho, ambos murieron de forma violenta a manos de sus detractores, dejando Nerón sin sucesión a la dinastía Julio-Claudia.
Le sucedió la dinastía Flavia, comenzó Vespasiano, le siguió Tito y el último fue Domiciano.
Aunque entre los tres sólo gobernaron 27 años, les dio tiempo a hacer grandes obras como el Coliseo Romano.
Era dorada y declive
Tras el asesinato de Domiciano fue el propio Senado quién nombró sucesor a Nerva, de la dinastía de los Antoninos.
Le siguieron Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo.
Con Trajano el Imperio Romano llegó a su máxima expansión, los dos siguientes emperadores mantuvieron esas fronteras.
Pero con Marco Aurelio comenzó el declive, ya no luchaban para expandirse, sino para conservar sus territorios.
El asesinato de Cómodo a manos de uno de sus esclavos trajo un nuevo cambio dinástico, activo entre los años 193 y 235 de nuestra era.
A la dinastía Severa pertenecieron los emperadores Septimio Severo, Caracalla, Macrino, Heliogábalo y Alejandro Severo.
Entre el año 235 y el 285 se abrió un período de gran confusión y caos, dominado por una anarquía militar.
A lo largo de este tiempo llegó a haber más de 19 emperadores, sólo uno de ellos falleció de muerte natural.
Separación del Imperio Romano
En el 285 Diocleciano decidió separar el imperio en dos partes, cada una gobernada por un emperador.
Su sucesor, Constantino, tuvo una gran importancia para la historia de Roma y el mundo entero.
Primero liberalizó la religión, lo que acabaría con el cristianismo siendo la religión oficial de Roma.
En segundo lugar trasladó la capital del imperio a Constantinopla, actual Estambul.
El siguiente en gobernar fue Teodosio, último emperador del imperio unificado.
Tras su muerte fue dividido en dos para repartirlo entre sus hijos, nacía así el Imperio Romano de Occidente y el de Oriente.
En el año 476, tras los continuos asaltos de los visigodos a Roma, desaparece definitivamente el Imperio Romano de Occidente.
Su último emperador fue Rómulo Augusto.
El Imperio Romano de Oriente todavía aguantaría mil años más, pero con el nombre de Imperio Bizantino.
Imperio Carolingio
Tras el caos reinante en Roma, la iglesia aprovechó para hacerse con el poder con el papa a la cabeza.
A mediados del siglo VIII se creó el Estado Pontificio, siendo Roma su capital.
En el año 800 el papa León III corona a Carlomagno en la Basílica de San Pedro, dando comienzo el Imperio Carolingio.
Sacro Imperio Romano Germánico
Tras varias luchas de poder entre la iglesia y los nobles, el papa Juan XII coronó emperador de occidente al rey germano Otón I.
Nacía así el Sacro Imperio Romano Germánico que se extendería hasta 1806, cuando le puso fin Napoleón Bonaparte.
Otón I ordenó que todos los papas fueran elegidos por los emperadores, dando comienzo al cesaropapismo medieval.
Esta situación duró hasta el papado de Gregorio VII, cuando se declaró la superioridad de los papas y comenzó una lucha de poder entre la iglesia y el imperio.
A finales del siglo XI el papa Urbano II demostró su poder uniendo a Europa en las Cruzadas contra los musulmanes de Oriente Próximo.
Capital del cristianismo
Roma se confirmó como capital del cristianismo en el año 1300, cuando el papa Bonifacio VIII proclamó el primer Jubileo.
Entre 1309 y 1377 fue abandonada por el papado para establecerse en Aviñón, bajo el mandato del rey Felipe el Hermoso.
Este fue un período realmente crítico en la historia de Roma, la insalubridad, inseguridad, hambruna y epidemias hicieron mella en su decadente población.
Renacimiento italiano
La Edad Moderna trajo una nueva prosperidad, junto a Milán, Florencia y Venecia, Roma fue una de las capitales del Renacimiento italiano.
Por toda la ciudad se desarrollaron grandes obras artísticas, diseñadas por artistas de renombre como Miguel Ángel, Rafael, Donato Bramante, Botticelli, Donatello, Leonardo da Vinci o Caravaggio.
En el siglo XVI Roma se vio envuelta en una lucha de poder entre los reyes franceses y Carlos V, rey de España y futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
La disputa acabó con un brutal saqueo, conocido como «Saco de Roma», y con el papa atrincherado durante meses en el Castillo de Sant’Angelo.
Nunca más en la historia de Roma volverían a ocurrir unos actos vandálicos tan graves como aquellos de 1527.
Capital del Estado Pontificio
Finalmente, Carlos V y el papa juntaron fuerzas para luchar contra los luteranos durante la Reforma Protestante.
Más de la mitad de los fieles de Europa se cambiaron al protestantismo, no reconocido por el papa.
De ahí surgieron nuevas órdenes religiosas, como los capuchinos o los jesuitas que se extendieron por Italia, España, América y Asia.
En este período se creó la Inquisición Romana, formada por cardenales que perseguían a cualquiera que consideraran hereje.
Las reformas acabaron con el Concilio de Trento, donde se reorganizó el clero y se confirmó a Roma como capital del Estado Pontificio.
Entre los siglos XVI y XVII se llevaron a cabo grandes obras arquitectónicas barrocas, dejando atrás definitivamente la arquitectura medieval.
Fin del poder papal
El poder papal acabó en el siglo XIX, cuando Roma fue ocupada por Napoleón Bonaparte e incluida en el Primer Imperio Francés.
La situación se agravó en 1870, tras la anexión a la Nación Italiana y la declaración de Roma como su capital.
El papa no quiso aceptar esta nueva circunstancia, lo que llevó a la disputa política llamada «Cuestión Romana».
Esta situación se resolvió en 1929, cuando Mussolini y Pío XI firmaron el Pacto de Letrán.
A través de este acuerdo se le reconocía al papa la plena soberanía sobre el Estado Vaticano.
Dictadura de Mussolini
La crisis económica y la derrota en la Primera Guerra Mundial, trajeron como resultado la llegada al poder de Benito Mussolini.
Ayudado por sus leales «Camisas Negras», dio un golpe de estado en 1922 conocido como la «Marcha sobre Roma».
Debido a la unión de Mussolini con Hitler, Italia se vio envuelta en plena Segunda Guerra Mundial.
Finalmente las fuerzas aliadas desfilaron por Roma el 4 de junio de 1944, dando por finalizada la dictadura de Mussolini.
República Italiana
En 1946 se llevó a cabo un referéndum que abolió definitivamente la monarquía e instauró la República Italiana.
El 25 de marzo de 1957 se firmaron en Roma los dos tratados que dieron lugar a la Unión Europea: CEE y EURATOM.
Actualmente Roma cuenta con unos de los mejores patrimonios históricos del mundo, abarcando más de tres milenios de historia.
El casco antiguo, junto con los bienes de la Santa Sede, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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