Puentes de Toledo: Alcántara y San Martín
Debido a su ubicación en un meandro formado por el río Tajo, los puentes de Toledo forman parte indivisible de la fisonomía de la ciudad.
Dos son los puentes de Toledo que han permitido el acceso a la antigua capital durante siglos: Puente de Alcántara y Puente de San Martín.
Ambos se extienden sobre las aguas del río Tajo, el primero al este y el segundo al oeste de la ciudad.
Puente de Alcántara
Su nombre proviene de la palabra árabe Al-qantara, que significa literalmente puente.
Construido en el siglo III, durante el período de dominación romana, en el año 1921 fue declarado Monumento Nacional.
Originalmente formaba parte de la Vía XXV, calzada romana que unía Emérita Augusta, actual Mérida, con Cesárea Augusta, actual Zaragoza.
Además por supuesto de formar parte del sistema defensivo, función que continúo con la conquista musulmana, aunque tuvo que ser completamente reformado a finales del siglo X.
En esa época perdió su tercer arco, quedando sujeto sólo por dos arcos que son los que han llegado hasta nuestros días.
Durante la Edad Media se utilizó como principal punto de entrada de personas y mercancías, accediendo desde aquí a la Puerta de Alcántara.
La torre de estilo mudéjar es el acceso más cercano a la ciudad, fue la más importante de las reformas que se le hicieron al puente a lo largo del tiempo.
Fue construida por Alfonso X en el siglo XIII, aunque se modificó por mandato de los Reyes Católicos a finales del siglo XV, por eso lleva su escudo real.
La torre que se encuentra a los pies del Castillo de San Servando es de estilo barroco, fue levantada a principios del siglo XVIII.
Puente de San Martín
Está ubicado en el lado oeste de Toledo, justo al contrario de donde se encuentra el Puente de Alcántara.
Al igual que éste, fue declarado Monumento Nacional en 1921.
Su función era la de permitir el acceso a la antigua judería de Toledo, tomando el nombre del Barrio de San Martín.
Anteriormente se cruzaba el río Tajo mediante un puente de barcas, cuyos restos todavía se pueden ver en el cercano Torreón del Baño de la Cava.
No se sabe con exactitud la fecha de su edificación, aunque sí se conoce que su aspecto actual data del siglo XIV.
Por entonces se hizo cargo de su reconstrucción el arzobispo Pedro Tenorio, siguiendo el estilo gótico imperante en la época.
Fue necesario construir cinco arcos para salvar la gran distancia sobre el río Tajo, siendo el central el de mayor tamaño.
A ambos lados, sendos torreones cumplían funciones defensivas y servían para cobrar los impuestos de paso.
En la reforma realizada por Carlos II a finales del siglo XVII, se le añadió al torreón interior el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.
Un siglo más tarde fue pavimentado, permitiéndose el tráfico rodado hasta 1976.
