Además de las iglesias y palacios, los puentes de Venecia son otro de los grandes atractivos de la ciudad.
Puente de Rialto
Considerado el centro geográfico de Venecia, el Puente de Rialto une los barrios de San Marcos y San Polo.
Es el puente más antiguo de la ciudad y uno de los cuatro que hoy en día unen las dos orillas del Gran Canal.
Debe su nombre al Mercado de Rialto, antiquísimo mercado que llegó a tener tanto tráfico de personas y mercancías que se hizo necesario construir un puente en los alrededores para facilitar el acceso.
Hasta entonces el Gran Canal se cruzaba mediante puentes móviles, uniendo barcazas y saltando de una en una hasta llegar a la otra orilla.
El primitivo puente era de madera, por lo que sufrió varios accidentes, se incendió en 1310, se derrumbó en 1444 y más tarde en 1524.
El puente de piedra que podemos ver hoy se construyó entre 1588 y 1591, sigue el diseño del arquitecto Antonio da Ponte.
Está formado por dos rampas que se unen en un arco central, en ambas se extienden dos filas de lujosos comercios.
Se llega desde la parada Ca’ d’Oro, de las líneas 1 y N de vaporetto.
Otra opción es contratar un tour por Rialto y el Barrio Judío y conocer todos sus secretos.
Puente de los Suspiros
Une el Palacio Ducal con la antiguas prisiones (Piombi), salvando las aguas del rio Di Palazzo.
Muchos creen que el Puente de los Suspiros tiene un origen romántico, pero la realidad es que su nombre es más bien trágico.
Eran los suspiros de los presos que veían por última vez el cielo y el mar, cuando eran trasladados desde las salas de interrogatorios en el Palacio Ducal, hasta las cárceles de Piombi.
Una vez allí, eran colocados por clases sociales.
Los más pobres pasaban sus últimos días en los pozzis, unas pocilgas insalubres ubicadas en el sótano.
Los más ricos iban a los camerotti, habitáculos ubicados justo debajo del techo de plomo que cubría toda la instalación, de ahí el nombre de Piombi.
Entre los ilustres moradores de la prisión se encuentra Giacomo Casanova, agente secreto italiano famoso por sus conquistas amorosas.
Así como Giordano Bruno, astrónomo condenado por la Inquisición debido a sus enseñanzas sobre el Universo.
O Silvio Pellico, escritor y poeta procesado por pertenecer a la sociedad secreta de la Carbonería.
El puente fue construido en 1602 con piedra caliza blanca, tiene un par de ventanas a ambos lados por donde los presos veían la luz del día por última vez.
Del diseño se encargó al arquitecto Antoni Cotino, sobrino del diseñador del Puente de Rialto.
Al Puente de los Suspiros sólo se puede acceder si se contrata la visita a los Itinerarios Secretos del Palacio Ducal.
Este recorrido lleva por algunas de las estancias más desconocidas del palacio, incluidas las salas de tortura y la prisión.
En la página oficial se puede reservar la entrada con antelación, pero los tours sólo están disponibles en italiano, inglés y francés.
Si quieres hacer el tour en castellano, debes contratar en una agencia de turismo.
El recorrido dura aproximadamente una hora, en algunos tramos se pasa por estrechas y empinadas escaleras.
No está recomendado para personas con discapacidad, claustrofóbicos o mujeres embarazadas.
Con la tarjeta Museum Pass tienes el acceso al Palacio Ducal incluido, también puedes adquirir la entrada conjunta con la Basílica de San Marcos.
Puente de la Constitución
El último de los puentes de Venecia también es conocido como Puente de Calatrava, comunica Piazzale Roma con la Estación de Trenes de Santa Lucía.
Fue diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava, estando rodeado de una gran controversia desde sus orígenes.
Su estructura está hecha con acero y cristal, pero el suelo tuvo que ser reemplazado por baldosas de piedra para evitar los resbalones de los viandantes.