Breve historia de Lisboa
Los orígenes de Lisboa se remontan a la antigüedad, lo que la convierte en una de las ciudades más antiguas de Europa.
Su historia es un mosaico de influencias culturales y civilizaciones que han dejado una profunda huella en su identidad.
Orígenes fenicios
La historia de Lisboa se remonta al primer milenio antes de Cristo, cuando la ciudad fue fundada como colonia fenicia.
Los fenicios establecieron una colonia en lo que hoy es Lisboa, a la que llamaron “Allis Ubbo”.
La colonia se convirtió en un importante puerto comercial a orillas del río Tajo, uniendo el Mar del Norte con el Mediterráneo.
Imperio Romano
Durante las Guerras Púnicas, Lisboa quedó bajo control romano y se convirtió en una parte importante de la provincia de Lusitania.
A lo largo de este período mantuvo su papel como puerto comercial, trayendo mercancías como sal, pescado y caballos lusitanos al vasto Imperio Romano.
Herencia musulmana
Tras la caída del Imperio Romano, Lisboa experimentó una serie de cambios de gobierno por parte de diversos pueblos germánicos, incluidos vándalos, alanos, visigodos y suevos.
Sin embargo, la ciudad fue finalmente conquistada por los musulmanes a principios del siglo VIII.
Bajo el dominio musulmán, Lisboa recibió el nombre de «al-Ushbuna» y floreció como un centro comercial influyente en Europa.
Conquista cristiana
Durante más de cuatro siglos, la Península Ibérica fue testigo de batallas constantes entre musulmanes y cristianos en su búsqueda por controlar la región.
Lisboa fue objeto de varias tentativas de conquista por parte de los cristianos, pero resultaron infructuosas debido a la resistencia de los gobernantes musulmanes.
Fue Don Afonso Henriques, primer rey de Portugal, quien finalmente logró conquistar Lisboa.
Después de un largo asedio que comenzó en 1147, la ciudad se rindió ante las fuerzas cristianas en 1174.
Este evento histórico marcó la incorporación de Lisboa en el emergente Reino de Portugal, separándola definitivamente del dominio musulmán.
Una de las primeras acciones de Alfonso el Conquistador fue transformar la antigua mezquita árabe en una catedral cristiana, simbolizando el cambio de régimen.
Lisboa, capital del reino
La conquista de Lisboa por los cristianos abrió nuevas rutas comerciales y oportunidades económicas, lo que llevó a un período de gran auge comercial.
Desde la ciudad se organizaba el comercio con países del norte de Europa, previamente inaccesibles bajo el dominio musulmán.
Ese crecimiento económico influyó en la decisión de Alfonso II de trasladar la capital del reino a Lisboa en 1256, enfatizando su importancia estratégica.
Pero las luchas políticas y territoriales continuaban, de especial importancia fue la Guerra de los Cien Años, cuando se posicionaron junto a Inglaterra enfrentándose a España y Francia.
Con la muerte de Fernando I de Portugal en 1383, todo el reino pasaría a formar parte de la Corona de Castilla.
Expansión marítima portuguesa
Uno de los aspectos más significativos de la Edad Media en Portugal, fue la era de las exploraciones marítimas.
Los portugueses, liderados por figuras como Enrique el Navegante, lanzaron expediciones para descubrir nuevas tierras y rutas comerciales.
Estas exploraciones condujeron a la creación de una vasta red comercial y marcaron el inicio de la Era de los Descubrimientos.
Vasco da Gama, el navegante más famoso de Portugal, partió de Lisboa en 1497 en su histórico viaje a las Indias.
Fue tal la importancia comercial de Lisboa, que en el siglo XVI llegó a convertirse en la ciudad más rica del mundo.
Durante este período, se construyeron algunos de los monumentos más emblemáticos de Lisboa, como la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos.
Edad Moderna: Desafíos y cambios
La Edad Moderna comenzó en Lisboa marcada por las masacres de judíos que llevó a cabo la Inquisición, cuya influencia fue sustituida por la de los nobles.
Otro evento histórico clave fue la Unión Ibérica, durante este período que se extendió desde 1580 hasta 1640, Portugal estuvo integrada en el Reino de España.
Lisboa perdió gran parte de su influencia política y comercial, quedando como una capital de provincia subordinada a Madrid.
Todo cambió cuando se descubrió oro en Brasil a principios del siglo XVIII, y tras haber recuperado el Reino de Portugal en 1640.
Comenzó entonces un período de renacimiento arquitectónico en Lisboa, marcado por el reinado de José I y la influencia del Marqués de Pombal.
Terremoto de Lisboa: Trágico renacer
El 1 de noviembre de 1755, Lisboa sufrió un devastador terremoto seguido de un tsunami y un incendio.
Estos eventos dejaron una profunda huella en la ciudad, destruyendo gran parte de su arquitectura histórica.
La respuesta al terremoto, liderada por el Marqués de Pombal, condujo a la construcción de una nueva Lisboa, más segura y moderna.
Se implementaron innovadoras técnicas antisísmicas y se diseñaron amplias avenidas rectilíneas, teniendo como símbolo más icónico de esa renovación la Plaza del Comercio.
Lisboa en la encrucijada de la guerra
Los comienzos del siglo XIX estuvieron marcados por las guerras, desde la Guerra de Independencia hasta las Guerras Liberales.
Cuando Napoleón conquistó Lisboa en 1807, fue expulsada de la ciudad la nobleza y el clero, incluida la Familia Real.
La huida provocó que se instalara en Río de Janeiro la capital de Portugal, hasta 1822 que Brasil consiguió su independencia.
Este caos fue aprovechado por los ingleses para gobernar Portugal como una colonia, instalando en Lisboa la base de operaciones para expulsar a Napoleón de España.
La convulsión social continuó con las Guerra Liberales que estallaron en 1828, dividiendo el país entre liberales y conservadores.
Por este motivo Portugal se quedó atrasado en la Revolución Industrial, llevando a muchos portugueses a emigrar a Brasil.
Aún así, Lisboa sufrió una gran transformación, se mejoró el sistema eléctrico, ferroviario y de alcantarillado.
Del cambio de siglo a la modernidad actual
La caída de la monarquía y la proclamación de la República en 1910, escribiendo un nuevo capítulo en la historia de Lisboa.
Sin embargo, los tiempos tumultuosos no terminaron, ya que en 1926 una dictadura tomó el poder bajo el nombre de Estado Nuevo.
En 1974 el estallido de la Revolución de los Claveles puso punto final a la dictadura, marcando el comienzo de la modernización del país.
La celebración de la Expo 98 y la integración de Portugal en la Unión Europea, transformaron por completo la ciudad.
Hoy en día, Lisboa es una metrópolis cosmopolita y uno de los destinos más atractivos de Europa, manteniendo intactas su esencia y tradiciones.