Breve historia de Lisboa
Breve resumen para conocer la historia de Lisboa, desde sus orígenes a la actualidad.
Orígenes
Siendo la segunda ciudad más antigua de Europa, sólo por detrás de Atenas, no es de extrañar que los orígenes de Lisboa haya que buscarlos miles de años atrás.
Se sabe que existió un asentamiento ibérico durante el neolítico, pero la fundación oficial se atribuye a los fenicios.
Ya desde el 1.200 a. C. tenían un importante puerto comercial en la desembocadura del río Tajo, al que denominaban Allis Ubbo.
Cuando Cartago, también colonia fenicia, comenzó a ganar relevancia, los cartaginenses compartieron el control de Lisboa con los fenicios.
Llegaron incluso a pelear por la ciudad con los griegos, quienes la conocían con el nombre de Olissipo.
Imperio Romano
El Imperio Romano consiguió hacerse con Lisboa después de las Guerras Púnicas, integrándola en la provincia de Lusitania, cuya capital era la ciudad extremeña de Mérida.
Los romanos siguieron comerciando con los mismos productos que los fenicios: sal, pescado y caballos lusitanos.
Pueblos germánicos
Con la caída del Imperio Romano de Occidente, fueron varios los pueblos germánicos que asaltaron la ciudad.
Vándalos, alanos, godos, suevos y visigodos fueron algunos de sus moradores en la Alta Edad Media.
Musulmanes
Este cambio constante de gobernantes trajo la pérdida del poderío comercial de Lisboa, que no recuperaron hasta la conquista árabe a principios del siglo VIII.
Los musulmanes le pusieron el nombre de al-Ushbuna, convirtiendo a sus habitantes al Islam.
Ellos recuperaron el floreciente comercio con el Mediterráneo, pasando a ser una de las ciudades más influyentes de Europa.
Conquista cristiana
Durante los 400 años de ocupación musulmana, fueron varios los intentos de conquista de la ciudad por otros pueblos.
Cristianos, vikingos y almorávides lanzaron varios ataques que resultaron infructuosos.
Fue el primer rey de Portugal, Don Alfonso Henriques, el que consiguió arrebatarle Lisboa a los musulmanes tras un largo asedio a mediados del siglo XII.
Lo primero que hizo Alfonso el Conquistador, fue transformar la antigua mezquita árabe en la Catedral de Lisboa.
Edad Media
El dominio de los cristianos abrió nueva rutas para el comercio, llegando a países del norte que habían sido desaprovechados por los musulmanes.
Este crecimiento económico influyó en la decisión de Alfonso II de Portugal de trasladar en 1256 la capital del reino a Lisboa.
Las continuas disputas con los reyes de Castilla llevaron a los portugueses a posicionarse junto a Inglaterra en la Guerra de los Cien Años, enfrentándose a España y Francia.
Las guerras, epidemias y terremotos consiguieron diezmar la población en el siglo XIV, además de perderse gran parte del patrimonio.
Con la muerte de Fernando I de Portugal, empezó el negro período conocido como la crisis del 1383 al 1385.
Dio comienzo con la inclusión de Lisboa en la Corona de Castilla y terminó con la Batalla de Aljubarrota, cuando Juan I de Avís fue proclamado rey de Portugal.
Exploraciones marítimas
La tranquilidad volvió con la firma de tratados de comercio con algunas de las ciudades que mercadeaban en el Mediterráneo, como Venecia y Pisa.
Esta unión llevó a portugueses e italianos a explorar nuevas tierras y rutas comerciales, con el objetivo de quitarse intermediarios y llegar directamente a los productores de las mercancías.
En este período se lanza a explorar una nueva ruta a las Indias el más famoso navegante portugués, Vasco da Gama.
Otros comerciantes abrieron más tarde camino hasta China, fundando allí la colonia de Macao.
Así como hasta Japón, introduciendo el cristianismo en el remoto país cerrado a los extranjeros.
Fue tanta la importancia comercial de Lisboa, que en el siglo XVI llegó a convertirse en la ciudad más rica del mundo.
En esta época se construyeron algunos de los edificios más emblemáticos que podemos ver hoy, como la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos.
Edad Moderna
El siglo XVI recoge uno de los capítulos más oscuros de la historia de Lisboa, las masacres de judíos impulsadas por la Inquisición.
Todo esto a pesar de haber sido obligados a convertirse al cristianismo unos pocos años antes.
Estos hechos llevaron al final del poderío de los comerciantes, muchos de ellos judíos.
El control de la ciudad fue recuperado por los nobles, cuyo único interés era la expansión de sus dominios.
Por su parte los religiosos influyeron sobre el rey Sebastián I de Portugal para llevar a cabo una cruzada contra Marruecos.
Este hecho concluyó con la muerte del rey en la Batalla de Alcazarquivir y el nombramiento de Felipe II de España como rey de Portugal.
Bajo el mandato de Felipe III, el Reino de Portugal es absorbido por el de España, proceso denominado Unión Ibérica.
Lisboa pasó a ser una capital de provincia dependiente de Madrid, perdiendo para siempre su antiguo esplendor.
Los portugueses recuperaron su reino en 1640, cuando con la ayuda de Francia e Inglaterra proclamaron rey a Juan IV.
La crítica situación económica mejoró cuando se descubrió oro en Brasil, siendo prácticamente el único ingreso del gobierno.
Se llevaron a cabo obras faraónicas para contentar a la iglesia, pero el pueblo seguía viviendo oprimido y en la más absoluta pobreza.
Fue en el siglo XVIII cuando Lisboa llegó a convertirse en una de las ciudades más pobres y sucias de Europa.
Terremoto de Lisboa
El 1 de noviembre de 1755 se escribió el capítulo más negro de la historia de Lisboa, un fortísimo terremoto y posterior tsunami arrasaron gran parte de la ciudad.
Murieron más de 10.000 personas, la mayoría de casas y edificios resultaron destruidos.
Tras la catástrofe surgió la figura del Marqués de Pombal, quien ordenó la inmediata reconstrucción con las más modernas técnicas antisísmicas de la época.
Además aprovechó para acabar con los religiosos y la clase noble que estaba oprimiendo a los portugueses.
Cuando ascendió al trono María I de Portugal, acabaron todas las mejoras que había instaurado el marqués.
Con un marcado sentimiento religioso, la reina pronto retomó las políticas de represión contra cualquiera que tuviera ideas progresistas.
Guerra de Independencia
Cuando Napoleón conquistó Lisboa en 1807, fue expulsada de la ciudad la nobleza y el clero, incluida la Familia Real.
Un año después, los ingleses obtuvieron de Juan VI de Portugal el poder de gobernar el país como una colonia.
Allí instalaron la base de operaciones para expulsar a Napoleón de España, resultando finalmente derrotado en 1815.
Desde la huida de la Familia Real a Brasil en 1808, Lisboa cedió la capitalidad de Portugal a Río de Janeiro, hasta 1822 cuando Brasil consiguió la independencia.
Guerras Liberales
A partir de 1828 comenzaron las Guerras Liberales, dividiendo el país entre liberales y conservadores.
Los primeros apoyaban las políticas de los comerciantes que habían llevado a Portugal a su período de mayor esplendor.
Los segundos seguían abogando por las políticas represivas que habían llevado al país a la ruina en los últimos siglos.
Por este motivo Portugal se quedó atrasada en la Revolución Industrial que había estallado en muchas otras ciudades de Europa.
Esto llevó a muchos portugueses a emigrar a Brasil, para comenzar una nueva vida desde cero.
Aún así Lisboa sufrió una gran transformación, se mejoró el sistema eléctrico, ferroviario y de alcantarillado.
De este período datan por ejemplo los omnipresentes tranvías y el Elevador de Santa Justa.
República
El atentado que mató al rey Carlos I de Portugal en 1908 provocó una Guerra Civil que terminó con la proclamación de la República en 1910.
Pero esto no acabó con la creciente tensión que se vivía en las calles de Lisboa.
Estado Nuevo
Los conservadores aprovecharon que las zonas rurales seguían confiando en la monarquía y el clérigo, uniéndose para dar un golpe militar que acabó con la República en 1926.
El nuevo régimen se llamó Estado Nuevo, era una dictadura que se mantuvo hasta 1974.
Fue entonces cuando se impuso la democracia, tras la Revolución de los Claveles que marcó para siempre la historia de Lisboa.
Actualidad
El final del siglo XX trajo nuevos aires a Lisboa, con la celebración de la Expo del 98 se construyeron modernos edificios y se le dio un importante lavado de cara.
Tras la inclusión de Portugal en la Unión Europea, llegaron fondos para completar la transformación y modernización.
Hoy en día es una ciudad cosmopolita que atrae cada año a miles de visitantes, situándose como uno de los destinos estrella para el 2020.
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